Introducción a la cocina china
En rasgos generales, la cocina china se caracteriza por una trasformación refinada de los alimentos -en algunas ocasiones ocasiones el sabor original de producto es irreconocible-, para lo que son necesarias una gran habilidad y paciencia. Como es de sobra conocido, el producto básico es el arroz, que aparece en prácticamente todas las comidas chinas; éste puede ser preparado de tres maneras distintas: cocinado al vapor, cocido con grasa o hervido.
Otra peculiaridad de la gastronomía china es el empleo de verduras en germen, ésto es granos germinados de soja u otros vegetales. Otros ingredientes son los brotes de bambú y y salas de origen vegetal o animal. En cuanto a la carne, proviene principalmente de aves y cerdo. También son grandes amantes del pescado y el marisco.
A la hora de cocinar no se emplean ni mantequilla ni aceite de oliva -ingredientes que sólo ahora han comenzado a utilizarse-, sino que se recurre a distintas grasas, destacando la manteca de cerdo y el aceite de sésamo. Las especias ocupan un importante lugar, y se emplea una extensísima gama de las mismas.
Históricamente -y aunque actualmente se habla de ocho divisiones- la gastronomía china se divide en cuatro grandes tradiciones en que coinciden con cuatro grandes zonas geográficas. Así, la cocina del norte se domina Lu o Shandong; la perteneciente a la región central próxima a la costa (Shanghai, Nanjing) se conoce como Su; la cocina del interior, famosa por sus platos picantes se llama Chuan y es especialmente popular en la provincia de Sichuan; por último la cocina Yue corresponde al Cantón y es la comida preferida en lugares como Hong Kong.
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